lunes, 30 de mayo de 2011

El arte de mezclar lo inimaginable



Qué tiempos aquellos que nos dedicábamos de pequeños a mezclar sabores, colores y texturas sin importarnos nada… qué tiempos aquellos en que no temíamos por cómo sabrá o sí me gustará.
Continuamente en nuestro crecimiento nuestras percepciones y modo de pensar cambia, pero también lo hacen nuestros gustos y con ello nuestra capacidad de mezclar en la cocina sabores no aterra, porque a diferencia de nuestra niñez pensamos cautelosamente qué vamos a comer y si de verdad esa mezcla nos terminará buscando.
Esos riesgos hay que tomarlos, debemos dejar de buscarle siempre la 5ta pata a la mesa paras saber si nos enamorará el plato que pretendemos preparar… no debemos tenerle miedo a nada porque al final puede que terminemos creando platos y combinaciones explosivas que en algún día serán el punto de referencia de nuestro recorrido culinario.
Pongamos el ejemplo sencillo de un filet de salmón grillado en salsa de almendras fileteadas y parchita. La combinación a primera vista no es muy atractiva, sin embargo la conjugación de sabores fuertes, suaves, dulces, agrios y salados hace de este sencillo plato una opción muy interesante para cualquiera de nuestras comidas.
En la vida misma las combinaciones de emociones no concuerdan muchas veces y al igual que en el ámbito culinario esa mezcla (en este caso de sabores) pueden provocar y desencadenar algo interesante y explosivo, que a simple vista no se vea.
No tengamos miedo de atrevernos a cambiar y revolucionar nuestra cocina…al final puede que terminemos descubriendo que somos capaces de muchas cosas y de que el talento y don culinario que teníamos alguna vez engavetado salga a flote y nos ayude a percibir nuevas tendencias, aromas, sabores, texturas, colores, flotes.
Nunca dejemos de ser niños y de atrevernos a que podemos divertirnos combinando cosas inimaginables para conseguir la mezcla perfecta.

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